LA LUNA LIBERASUEÑOS

Hola familias!! Espero que todxs estéis estupendamente, nosotrxs os echamos mucho de menos y os enviamos todas nuestras fuerzas y amor ❤️

Hoy os traemos una actividad que hemos preparado lxs viejxs lobxs de la Seeoonee y la Kiowa conjuntamente con toda nuestra ilusión.

Se trata de "La Luna Liberasueños", como habéis visto en el título. 

Adentraos en el cuento para comprender en qué consiste esta luna tan especial y cómo va a protegernos y a ayudar a desarrollarnos:

“La ley de la selva todo lo alcanza”. Estas eran las palabras que Baloo intentaba enseñar a Mowgli siempre en su lección diaria. Pero Mowgli solo llegó a comprenderlas de verdad cuando llegó la gran sequía. El río Waingunga se convirtió en un hilillo, pero a pesar de ello era la única fuente de agua que todavía no se había secado. Por eso, todos los animales se acercaban a beber. Era tanta la sequía que Hathi, el elefante, vio asomar la Peña de la Paz y, sin pensárselo dos veces, declaró la tregua del agua tal como marcaba la ley. Esta prohíbe terminantemente cazar o matar animales en el lugar destinado a beber. 
-En verdad que el peso de una sola ley nos gobierna ahora -dijo Bagheera al vadear la corriente mientras miraba las filas de cuernos que chocaban unos contra otros, y los inquietos ojos que se miraban en el lugar donde se empujaban los ciervos y los jabalíes-. ¡Buena suerte a todos los de mi sangre! -añadió, y se tendió en el surco del riachuelo, con uno de sus costados fuera del agua. Dijo entre dientes: -¡Buena suerte sería la del que pudiera cazar aquí, a no ser por eso que se llama la ley! 
Estas últimas palabras no pasaron inadvertidas al oído finísimo de los ciervos, y un rumor de nerviosismo corrió a lo largo de sus filas. -La Tregua! ¡Acuérdate de la Tregua! - exclamaron.
-¡Que haya orden! ¡Que haya orden! -dijo con voz gutural Hathi-. Permanece la Tregua, Bagheera. No es hora de hablar de caza. 
Pasaron algunos días de ese incidente cuando, una noche en la que estaban todos bebiendo en las aguas del Waingunga, apareció Shere-Khan, quien después de beber un rato comentó que acababa de matar a un hombre. Ante las preguntas alarmadas de los animales este se justificó con que esa era su noche. 
-¡Matar a un hombre en esta estación!... ¿No tenías otra clase de caza a mano? -dijo Bagheera sacudiendo cada pata, como un gato, al salir. 
-Por gusto lo hice, no por necesidad de carne-. Se escuchó de nuevo el murmullo de horror, y ahora sí, el vigilante ojillo blanco de Hathi miró en dirección de Shere Khan. -¡Por gusto! -repitió lentamente Shere Khan-. Y ahora vengo a beber y limpiarme. ¿Alguien se opone a ello? 
El lomo de Bagheera empezó a curvarse como un bambú cuando sopla fuerte viento. Pero Hathi levantó la trompa y habló con calma. -¿Mataste por gusto? -preguntó. Cuando Hathi pregunta algo, lo mejor de todo es contestarle. 
-Así es. Tengo derecho a hacerlo, porque esta noche es mía. Tú lo sabes, Hathi-. Y Shere Khan hablaba casi cortésmente. 
-Lo sé, lo sé -concedió Hathi. Y tras un breve silencio, añadió: -¿Bebiste ya todo lo que necesitabas? 
-Sí, por esta noche. 
-Pues ahora, vete. El río es para beber, y no para ensuciarlo. Nadie sino el Tigre Cojo podía hacer gala de su derecho en esta estación en que... en que todos padecemos... todos, tanto los hombres como el pueblo de la selva. Pero ahora, limpio o sucio, ¡regresa a tu cubil, Shere Khan. A ninguno de los presentes le pareció bien lo que había hecho el tigre. Cuando se había ido, Mowgli preguntó qué era eso de “su noche” y Hathi le respondió con la siguiente historia: 
“En el principio de los tiempos, Tha, el primer elefante, había creado las selvas, los ríos y las montañas, y todos los animales vivían en relativa paz y se alimentaban de pasto, frutas y hojas. Tha, que estaba muy ocupado para cuidar de su creación, nombró al tigre juez de la selva. En aquel tiempo, el tigre no tenía rayas y la selva parecía más tranquila. 
Una noche hubo una discusión entre dos gamos y estos fueron a donde estaba el tigre para que solucionara su problema. Uno de los gamos empujó levemente con sus cuernos al primer tigre y la reacción de este fue darle un zarpazo que lo mató. El olor a sangre le enloqueció y huyó hacia los pantanos del norte. Sin su mando, la selva y sus habitantes se desordenaron. 
Tha escuchó el ruido y se dio cuenta de la muerte del gamo. Entonces ordenó a las enredaderas y a los árboles que marcaran constantemente al asesino para reconocerlo, y nunca más los habitantes de la selva pudieron olvidar lo que había hecho el tigre. Luego Tha preguntó quién quería ser el nuevo juez, ofreciéndose el mono gris. 
Este empezó bien, pero pronto olvidó su papel. Quizá nunca había estado hecho para manejar tal responsabilidad. Tha lo vio y dijo: -con el tigre llegó la muerte, con el mono gris la vergüenza-. Así que les dejó a los animales de la selva la ley del miedo y les dijo que la buscaran. 
Los animales recorrieron la selva de extremo a extremo buscando el miedo, hasta que lo encontraron en una cueva. El miedo era el hombre, ante el cual se atemorizaron y no volvieron a vivir nunca más todos juntos. 
Al tigre le llegó el rumor de la existencia del miedo y fue en su busca para matarlo. En el camino los árboles y las enredaderas, recordando la orden de Tha, le marcaron la piel. Al llegar a la caverna del miedo, este le llamó rayado, ante lo cual se asustó y huyó hacia los pantanos. 
El tigre le pidió a Tha volver a ser como antes, pero Tha le dijo que no podría sacar de su cuerpo las marcas y le recordó la muerte del gamo. El tigre recorrió la selva llamando a los animales que antes había dirigido, pero estos con prudencia le evitaron. 
Viendo la fuerza con la que lo pedía, Tha concedió al tigre y a su descendencia que por una noche al año el hombre le temería, pero al mismo tiempo le pidió que tuviera misericordia. Durante un año esperó el tigre la noche prometida y cuando ésta llegó, mató al hombre. Tha, molesto con él dijo: “¡Ah, ciego y loco! ¡Le has quitado al hombre las cadenas que tenían sus pies!”. 
Al amanecer apareció otro hombre el cual, al ver lo sucedido, cogió un palo con punta y lo lanzó al tigre hiriéndole, con lo que todos en la selva se enteraron que el de los pies desnudos podía herir a distancia, lo que provocó un miedo mayor.” 
Cuando Hathi terminó su historia, se había reunido un gran círculo alrededor suya que escuchaba con gran atención sus palabras. Pasaron un rato en silencio hasta que uno de los lobatos más jóvenes de la manada preguntó con una vocecilla curiosa: “¿Y nadie durante estos años le ha hecho frente al tigre?”. 
Hathi asintió sonriéndose y con los ojos mirando al horizonte, como si le hubiesen venido recuerdos de cuando era joven, hacía muchos años ya, y le respondió con la siguiente historia: 
“Desde que Tha nombró al tigre juez y jefe de la selva el lobo ha estado quejándose de las decisiones que por entonces se tomaban. Cuando el primer tigre enloqueció y Tha buscó un nuevo juez para la selva el lobo se ofreció, pero el mono gris gritó más alto y se ganó la atención de Tha. 
Cuando el mono gris fracasó y Tha proclamó la ley del miedo, el lobo se asustó como los demás, pero en lugar de intentar ir a matarlo, se ganó la confianza del hombre y le intentó convencer para que le ayudase a traer la paz a la selva. 
No le dio tiempo, ya que el tigre pronto recibió de Tha el poder de no temer al hombre una noche al año y no tardó en matarle. 
Furioso, el lobo empezó a vagar por la selva perdido y desorientado, sin saber cómo podía ser que el tigre se hubiese entrometido y hubiese logrado matar al hombre. Así estuvo muchos días, sin apenas comer ni dormir. Una noche, mascullando para sí, la luna le oyó y le dijo: -Lobo, tú que siempre ibas tan decidido y que tus palabras parecían tan acertadas siempre, ¿qué es lo que te ocurre?. 
El lobo se sorprendió al ver que le hablaban desde arriba, ya que nunca se había parado a mirar al cielo desde que, cuando era un lobato, miró al sol y le dolieron los ojos.-Hola luna- dijo con amabilidad - Lo que ocurre es que el tigre ha matado al miedo, y ahora el caos reina por toda la selva. Además estoy solo y temo que el tigre cuando se entere de mi amistad con el hombre me quiera matar a mi también-. 
- No debes preocuparte más - dijo la luna. La verdad es que llevaba ya unas cuantas noches observando al lobo desde lejos y había oído sus lamentos y quejidos- Desde aquí arriba me he dado cuenta de la bondad de tu corazón y la pureza de tus intenciones, así que haremos un pacto. Tú debes continuar intentando convencer al hombre para que te ayude a llevar la paz a la selva. Mientras tanto puedes estar seguro que yo te estaré cuidando. Mientras yo siga saliendo todas las noches no debes preocuparte por que tus acciones sean en vano. Además, he escuchado que te lamentabas de estar solo. A partir de ahora, cada cierto tiempo deberás aullar en mi dirección. Y te puedo asegurar que esa noche no se oirán solo tus gritos. De esta forma aquellos que depositéis vuestra confianza en mí os reconoceréis y podréis cazar juntos. No debes preocuparte por el día tampoco. Te daré un amuleto que te dará fuerzas y que, en lugar de atrapar tus sueños, te ayudará a liberarlos. 
Es por eso que desde entonces, todas las noches de luna llena (y algunas que no lo son) se escuchan lobos aullar, rompiendo el silencio de la noche y recordando al primer lobo, que se atrevió a desafiar al tigre. 
Todos los años desde entonces, en la noche indicada en la cual Tha permitió al tigre ser inmune al temor que produce el hombre, una manada compuesta por los descendientes del primer lobo corre por el espesor de la selva rodeados de la oscuridad más espesa, e intentan salvar al miedo de las garras del tigre, sediento de sangre. 
Cada año es diferente, dependiendo de la cantidad de lobos que hayan respondido al aullido, y de lo mucho que haya estado esperando el tigre ese momento. Pero lo cierto es que cada año logran ponérselo más difícil al tigre”. 
Cuando Hathi hubo terminado su historia eran muchos los lobatos que lo escuchaban con los ojos encendidos, sintiéndose orgullosos de pertenecer a una especie de tan valientes animales y, sin haber cruzado una sola mirada, supieron que defenderían la paz en el hilillo que en otros días fue el río Waingunga aunque les fuese la vida en ello.

Ahora que ya conocemos la leyenda, podemos hacer nuestro propio liberasueños, aquí os mostramos cómo hacerlo:


Os mandamos abrazos virtuales, esta vez de parte de Akela, Hathi, Nagaina, Wontolla, Darzee, Kaa y Raksha 💕💕

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